Como dos polos opuestos que inevitablemente se atraen.
Así estamos.
Todo el tiempo atrayéndonos,
repeliéndonos,
y otra vez atrayéndonos.
Parece interminable el magnetismo.
Amarnos, coincidir perfectamente, decirnos esas cosas que nadie sabe que nos decimos.
Agredirnos, decirnos las cosas que jamás le diríamos a nadie, lastimarnos terriblemente.
Somos ratones girando en una rueda sin fin
y a lo único que llegamos es a lastimarnos cada vez mas.
A estar cada vez más lejos uno del otro,
a inundar más y más todo lo que nos separa.
A quedarnos inmóviles de tanto dolor,
mientras miramos el reflejo de algo que no somos,
desde la otra margen del río.

0 charletas: