Mi tema favorito de Divididos

Nuestro Secreto



"...adonde yo te espero
siempre estaremos solos,
siempre estaremos tu y yo,
solos sobre la tierra..."

Pablo Neruda

El chico de mis sueños

El chico de mis sueños tiene tus ojos. Idénticos, profundos, con ese color marrón tan lindo, tan rioplatense. Pero tienen solamente esta coincidencia. El chico de mis sueños no sos vos, es otro.

Es alguien nuevo que aparece de pronto y me hace sentir algo que no siento hace años, o quizás algo que nunca sentí estando despierta.

No entiendo nada de lo que me dice, pero me lo dice de una forma tan calmada que logra que cada bello de mi espalda se erize y esa sensación suba hasta mi nuca generando un pequeño gesto de agachar la cabeza. Es esa sensación a la que me entregaría para siempre.

Sin levantar la cabeza lo miro, y sé que no es real, pero quiero que lo sea. Y no quiero despertar del sueño. Al chico de mis sueños se le nota en su cara delgada y angulosa, la barba crecida de tres días y el pelo un poquito largo como si no le importara. El chico de mis sueños no se viste necesariamente bien, es como desprolijo o más bien, despreocupado. Esa sería la palabra que lo define mejor, es un chico despreocupado. Me encanta que sea así.

Entonces siento como su mano suave, más suave que nada que haya sentido antes, roza mi mejilla en un gesto tierno de acercamiento. No puedo, aunque quiero, decirle una sola palabra. Solo puedo mirarlo y entregarme a disfrutar de la sensación de tenerlo. Él me acaricia de tanto en tanto y lentamente voy despertando.

Esa sensación me acompaña durante días. Busco desesperadamente al chico de mis sueños en cada ámbito que transito, en el colectivo, en la calle, en la oficina, en una reunión, pero no, no está. No se como llamarlo, si ni siquiera se su nombre, pero al dormirme por varias noches, lo hago deseando con todas mis fuerzas que esa noche vuelva a aparecer, para que esta sensación no se diluya.

El chico de mis sueños todavía se hace rogar, pero sé que nos vamos a volver a ver. Porque él es quien me hace pensar que quizás, a pesar de todos mi miedos, se pueda revolver entre los escombros y encontrar algo para rescatar. Quizás, a mi misma.