¿Que si te quiero meter en mi cama? Sí.
Y pensar que cuando te conocí, ni me gustaste.

Hoy resulta que tu realidad y la mía se tocan en los puntos más increíbles. Creo que ambos miramos atónitos esas coincidencias. Como si no fueran posibles, como si fueran confusiones de nuestras cabezas que solo buscan salir de la rutina.

Si al menos me dieras a entender que tu vida sigue sin que todo esto le haga mella, podría desistir. Pero no hacés más que demostrarme tu revolución interna. Y siempre me sentí muy atraída por las revoluciones.