14 de Abril

Cuando se decidió a hablar, se le quebró la voz y se largó a llorar. Ya lo venía conteniendo desde hacía un rato porque la charla era intensa. Era la primera vez que hablabamos como adultos, y la pregunta lo quebró.

"Necesito que me cuentes cómo se murió mi mamá..." le dije llorando.

Nunca había querido tocar el tema, sentía que el dolor había sido tanto que yo no tenía derecho de generarle más. Pero a mis 23 años, llena de sentimientos de culpa que me torturaban, decidí que necesitaba saber si lo que me habían contado, era la verdad.

Me miró con esos ojos profundos y tuvo que bajar la mirada para empezar el relato.
Habló de toda la sangre que vio al entrar, de la bebé que lloraba en la cuna, me confesó que su primer pensamiento fue que habían entrado los milicos y la habían matado.

Me contó que cuando pudo entrar a verla después de las operaciones, lo último que ella le dijo en el hospital fue que se iba a Antares.

Sin entender lo que pasaba un pibe de apenas 18 años, perdía a la mujer que amaba. Todavía no lo sabía, pero así sería cuando esa larguísima noche de corridas en busca de donantes de sangre y medicamentos, al fin terminara dejándole las manos vacías.

Me sorprendí al enterarme después de 23 años, que yo no había tenido la culpa en la muerte de mi mamá. No me sorprendió tanto saber que la persona que me había criado, me había mentido. Ahora sé que hay gente a la que le gusta jugar con la cabeza de las personas.

Hoy, hacen 32 años de ese día en que mi papá perdió a la mujer de sus sueños. A esa a la que buscó replicar en otras tantas que pasaron. Hoy, hace 32 años que yo perdí a mi mamá y a mi papá.

Porque a pesar de que su cuerpo sigue acá, él se fue con ella. Cada tanto hablamos por teléfono y nunca deja de decirme que me quiere. Cuando nos vemos charlamos de un par de pavadas y me cuenta en que lugares estuvo tocando.

Pero su alma... su alma ya no está.

5 charletas:

Bea dijo...

Uf... qué fuerte.

La vieja esa que te crió sí que es una mala persona. Qué alivio saber la verdad.

Qué conmovedoramente jóvenes eran tus padres...

(Beso enorme, ya falta menos!)

CaroTros® dijo...

Mi intención era escribir algo más suave, pero a veces las cosas fluyen de esta manera cuando uno escribe.

Así es, la gente mala existe. Hay que cuidarse de ellos.

Muy jóvenes Beíta, cuando yo nací mi mamá tenía 23 y mi papá apenas 17. Y quizás por eso, justifico ciertas cosas que hizo mi viejo.

Pero esto es para charlar largo y tendido tomandonos un Bailey´s, no le parece? ;)

Beso enorme,
Caro.

Bea dijo...

Siiiiiiiiiiiiiiiii

;)

tinez dijo...

MI querida Carito, yo fui quien manejaba el coche en las corridas de esa noche...
De lo único que fuiste responsable fue de llenarnos de alegría con tu hermosa sonrisa, enmarcada siempre por dos generosos cachetes. Lástima, pero por alguna razón que nunca entendí pude volver a verla treinta años después.
Recien hoy te leo y con la emoción en la piel te cuento ese día tu papá perdió el alma, vos una mamá y yo a un hermano.
Ninguno, no lo dudes, volvimos a ser los mismos.
Te quiero, Carolina Laura.
Jor

CaroTros® dijo...

Y yo no te das una idea de todo lo que te quiero tío Tínez.

Vos fuíste y seguís siendo parte fundamental de esa verdad, que de a poco, se me ha ido revelando.

Es una alegría que estés cerca otra vez. Me haces muy bien.

Un abrazo enorme.
Caro.