Mi noche con Ismael

Me preparé desde temprano. Quería que me viera bien. Me dí una ducha y me sequé el pelo con cuidado para que quedara lo más lacio posible, que es como más me gusta. Me maquillé y me perfumé. Estaba ansiosa por llegar y verlo. Como en esas primeras citas en las que uno pone todas las expectativas.

Una vez ahí, mientras esperaba su llegada me puse más nerviosa. No sabía que iba a pasar y no podía dejar de buscarlo entre la multitud. De buscarte. Cuando se apagaron las luces no pude evitar temblar. Tantos años, tantas historias, tanto refugiarme en él en los momentos más fuertes de mi vida y ahí, en ese instante, después de tanta espera, íbamos a vernos.

Cuando apareció frente a mí, sentí que el mundo desaparecía, que eramos solamente él y yo. Empezó cantando sobre ése, nuestro pequeño milagro. No pude retener las lágrimas que inundaban mis ojos. Creo que en las primeras 5 canciones no dejé de llorar. Pero no era tristeza, no era angustia, no, era una especie de extraña felicidad.

Y entonces, pasó algo mágico. Ismael me miraba a los ojos. En medio de la multitud, como si el resto del mundo no existiera, me miraba.

Cada canción era una emoción diferente, un recuerdo vivido que venía a mi memoria. Como si un tren bala a toda velocidad viniera directo a mí y se estrellara en el medio de mi pecho, así sentía. Y no hace falta que te diga cual era el tema que estaba esperando que me regalara...pero se hizo esperar.

En medio de ese sentir tan intensamente, aparecían las bromas que me ponían una sonrisa en la cara. Cruzó por mi cabeza que si me estuvieras mirando, no te gustaría verme llorar así. Y empecé a sonreír aunque al principio, debo confesarte, me seguían cayendo las lágrimas por la cara. Quizás por las endorfinas o de tu efecto en mí, como prefiero pensar, las sonrisas le iban ganando lugar al llanto.

Empecé a cantar más fuerte, a acompañarlo en cada letra. Y en lo mejor, dijo que ya era tarde, que tenía que irse. Pero yo sabía que todavía faltaba para eso.

Volvió varias veces más. Cinco, seis, no sé, perdí la cuenta. Como esos amores que hacen que no puedas separarte del otro y cuando ya te habías ido, tenés que volver una y otra vez para buscar otro beso.

Cuando ya casi no guardaba esperanzas, me sorprendió para regalarme ese tema que yo tanto esperaba. Ese que no hace mucho, me dijiste que te recordaba a mí. Entonces me acordé más aún de vos y lo canté con una enorme sonrisa. Disfrutando de cada palabra.

Me fui con el alma llena y el corazón feliz. Con la certeza absoluta de que vamos a volver a vernos. No podría contarte con todo lo que me quedé, con todas las palabras, los sentimientos. Solo te cuento uno, que fue el que esta mañana cuando abrí los ojos, apareció primero.

"Ya lo sé, no soy un héroe,
no soy el más valiente de los que te amaron,
no soy tu estrella
ni el tipo que disfruta tus pecados.
No pido excusas ni perdón
salvar tu vida o redención,
solo busco un trozo de verdad.
Un destello de felicidad."

0 charletas: