De escribir y esas cosas...

Me gusta mucho escribir.
No se si escribo bien o mal, pero me gusta hacerlo. Y me hace bien.

Por épocas escribo mucho, por otras nada...nunca logro tomar velocidad crucero y escribir de una manera sistemática y constante.

Tengo cosas que solo han quedado en el recuerdo porque perdí los textos, y otras que vengo guardando, atesorando porque no quiero perder. Son esas, las que quiero ir posteando aquí, y a las cuales se irán sumando nuevas a medida que las musas me vayan iluminando.

Les dejo un texto que escribí en Junio de 2007 y que solo algunos pocos privilegiados han podido leer. Se llama "Ella y El", no soy muy buena poniendo títulos a las historias, será porque no me gusta mucho rotular.

Es una historia un poco larga a lo que usualmente escribo, pero a la que le tengo mucho cariño, y por eso se ganó el lugar de ser la primera en este blog.

Se aceptan críticas, opiniones y comentarios...para eso estamos en crecimiento constante. Lo único que no acepto es una pregunta del estilo "¿por que te inspiraste en una prostituta para escribir esto? o ¿vos te drogaste alguna vez?".

Y no las acepto, no solo por irrelevantes al contenido de la historia, sino porque si al final de la historia las preguntas que rondan por tu cabeza son esas...entonces amigo mío, no entendíste nada.

Ella y El

Ella se acostó una vez más es esa cama helada. Un colchón tirado en el piso con apenas una manta no era su ideal para reconfortar el cansancio.

El cuarto hedía a alcohol derramado, a porro, a rancio de sábanas transpiradas, a sucio, a fluidos corporales de diferentes personas. Una mezcla nauseabunda, similar a lo que se había convertido su vida en los últimos años.

Miró sobre la mesita de luz el vaso servido por la mitad de vodka, estaba allí desde la noche anterior, cuando había compartido el momento con el tipo de turno. Sin mirarlo nuevamente, su mano recordó automáticamente el lugar donde esperaba el vaso. Le quemó la garganta por un segundo, solo un breve mareo y...nada.
Ya no hacía el mismo efecto que antes. Necesitaba más, pero no tuvo las fuerzas para volver a levantarse de la desarreglada cama.

Había sido un día muy duro, no era fácil soportar que te cojan todo el día con una sonrisa mal dibujada en la cara. A veces también tenía clientes allí, pero hoy no, hoy sentía que ya no podía más.

Miró a su alrededor y la asustó la imagen del espejo que ella misma reflejaba. Vio una tipa de unos 40 años, cuando ella solo arañaba los 31, ojerosa, tremendamente flaca, teñida de un patético rubio platinado, la pintura de los ojos ya se había corrido y de la de los labios no quedaba nada. Ella dejaba que la besen, ya no le importaba, esos labios que durante tiempo había soñado entregarle solo a él, ya sabían a lo amargo de su aliento.

Estiró la mano, dejó el vaso vacío y encendió la tele junto con un cigarrillo. No había comido en dos días y el cigarrillo la asqueó. Se dio cuenta que no tenía cenicero, le preocupó solo por un segundo, y al siguiente tiró la ceniza al piso. Hacía tiempo que había dejado de limpiar, hacía tiempo que había dejado de respirar.

Recordó por un breve instante esos tiempos en los que se ocupaba de todo, limpiaba los fines de semana cuando el trabajo en la oficina se lo permitía, cada noche cocinaba y se sentaba a comer en la mesa de roble del comedor que había sido de sus abuelos y que ya había tenido que vender para pagar las deudas. Por ese breve momento añoró esa vida simple que había abandonado por él.

Pensó por un segundo en él, como cada día antes de dormirse. Recordó su manera de hacerla sentir viva, una sensación que ya hacía años no experimentaba.
Pensó que sería de su vida, si tendría hijos, si sería feliz...

Sonó el teléfono. Pensó en no levantarse, había dejado el celular en la cartera.
Tuvo la estúpida idea de que podría ser él, sacudió la cabeza para sacarse esa idea, era realmente estúpido cuando ya habían pasado varios años desde la última llamada.
De todas maneras, nadie más la llamaba, ya no tenía amigos y los pocos vivos de su familia se avergonzaban de eso en lo que se había convertido.

Se arrastró hasta llegar al aparatito que no paraba de sonar, le dolía todo el cuerpo por el pelotudo del último cliente que con su forrada masoquista la había atado a la cama para cogérsela. Su mente se evadió a las maravillosas charlas de sexo que tenía con él, en las que fantaseaban con todas las cosas que después un puñado de impotentes le habían pagado por hacer.

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Él despertó luego de una breve siesta y la cabeza se le partía del dolor. Se sentó en la cama que olía a limpio de las sábanas recién traídas del lavadero y apenas apoyó los pies en el piso de su departamento, sintió la suavidad de la alfombra que lo cubría.

Había trabajado durante mucho tiempo en distintos lugares del mundo para comprarlo, pero no quería vivir en esta ciudad. Era la ciudad donde había soñado hacer su vida con ella y ahora se había transformado en una maraña de cemento y hierros que solo le recordaba su ausencia.

Mientras caminaba hasta la cocina, encendió su computadora portátil que descansaba sobre la mesa del comedor. Siempre la misma rutina al volver del trabajo, una breve siesta, conectarse, chequear los mails, charlar con algún amigo, algún diálogo poco interesante con la minita de turno, cocinar algo, releer papeles del trabajo y a dormir; para despertar al otro día en la misma rutina.

Se sentía como encerrado y abrió un poco la ventana del living, sirvió un vaso con agua y tomó un analgésico. Últimamente eran frecuentes sus migrañas. Mientras bebía detuvo su vista en la ciudad, que se disponía a descansar "aunque esta ciudad -pensó- nunca descansa".

Solía salir con mucha gente, siempre había sido un hombre muy sociable, disfrutaba de los espectáculos, del cine, de algún recital, de salir de copas...pero hoy no, ese viernes se sentía diferente. Solo deseaba que ella apareciera otra vez. Miró por un segundo la pantalla de la computadora, pero no, ella ya no estaba, hacía varios años que ya no estaba.

Recordó los diálogos que tenían, como le quitaban el sueño. El placer del entendimiento, la pasión, descubrirla a cada momento, hasta las peleas eran maravillosas, todo era intenso y eso era lo que extrañaba. Sentirse vivo. Si al menos encontrara alguien que pensara como ella, que se le pareciera un poco, para poder matar de una vez ese recuerdo que no lo soltaba desde hacía tantos años...Se enojó con el mismo por recordarla, todavía sentía el rencor arraigado en su corazón.

Encontró un mail de un compañero del trabajo con el que a veces salía. "Te paso el celular de la puta de la que te hablé, llamala boludo! es un infierno en la cama". Sí, últimamente cogía solo con putas, no sabía bien el porque pero era lo único que lo calentaba. No tenía ganas de perder tiempo en charlas vacías para levantarse a una mina en un bar, tener que pagarle un par de tragos y que después lo histeriquearan para ir a la cama.

Dudó. Hoy solo deseaba estar con ella, recordó su boca, su pelo, su manera de volverlo loco...cerró los ojos por un momento y volvió a ver la imagen que había guardado en su mente a través de los años, ya un tanto difusa pero allí estaba. "Hasta cuando vas a seguir torturándote con esto -pensó- ya sufriste mucho por ella. No vale la pena."

La imaginó viviendo en una casa humilde, vestida con ropa barata, con el pelo desarreglado y olor a comida, con varios hijos, y un marido de escasa inteligencia que le daba una vida simple que no la llenaba. "Es lo que eligió", se dijo.

Tomó del bolsillo interno de su saco el celular y lo miró por un minuto. Con la duda y el recuerdo mal trecho en su cabeza, marcó el número...15-4651-8972...del otro lado empezó a sonar.

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Ella juntó fuerzas y entró a la ducha. El agua no salía tan caliente como le hubiera gustado. La pastilla que había tomado para el dolor, mezclada con el medio vaso de vodka comenzaba a hacer efecto.

Era agradable sentir el agua corriendo por su cuerpo. Agachó la cabeza para que la lluvia golpeara su nuca y vio sus pechos. Pensó que a pesar de que ya no era una jovencita y los efectos de la mala vida se iban trasluciendo, seguía siendo una mujer interesante.

"Mamá, yo soy linda? -recordó- No, no sos linda. Sos interesante...pero no te preocupes porque la suerte de la fea, la linda la desea".

No pudo evitar el volver a odiarla.

Salió, secó su cuerpo vagamente, se puso una bata y se dispuso a esperar.
Tenía un cliente de última hora, era buena plata, pero no quería enterarse de nada.

Puso música. Abrió el placard. Encontró lo que buscaba.
Sobre el mármol del lavatorio del baño, armó una línea y la aspiró profundamente.

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Él terminó de disfrutar de su sándwich. Apagó la televisión, se puso el saco y buscó las llaves del auto.

Se paró frente a la puerta y antes de abrirla, volvió a pensar en ella. Que lejano estaba todo. Como podía ser que tanto amor hubiera devenido en tanto dolor?

Si al menos la hubiera visto una sola vez. Si hubiera podido tenerla entre sus brazos y demostrarle cuanto la amaba y todo lo que había hecho por ella.

Retrocedió sobre sus pasos. Abrió el mueble que estaba en el living, sacó una botella de whisky, sirvió bastante en un vaso y lo tomó casi de un trago.

Otra vez más, se iba a coger con una puta, pero hoy quería imaginarse que estaba haciéndole el amor a ella.

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Sonó el timbre y ella abrió la puerta. Vio la imagen difusa de un hombre alto, corpulento, muy bien vestido y con un perfume que le penetró el cerebro...le recordaba a algo, a alguien, pero no sabía a quien.

El hombre entró rápido casi sin mirarla, dejó el saco en la única silla que vio. Dio una mirada a su alrededor y le preguntó donde estaba el baño. Ella todavía con ese perfume dándole vuelta en la cabeza y un poco mareada, le señaló la puerta.

Entró y cerró la puerta. No entendía que era, pero algo estaba mal. Muy mal. Quizás tenía que irse, pagarle a la mina y volverse a su casa. Salió del baño y no la vio.

"Hola...estás por acá?" -miró las dos habitaciones que tenía el departamento, una grande con un colchón de dos plazas tirado en el piso, todo bastante sucio y desordenado; y la otra mas pequeña donde había una acumulación de cajas, valijas, bolsas con cosas...y lo que más le llamó la atención, una cuna.

De pronto sintió una mano sobre su mejilla que le acariciaba el rostro. Era ella.
"Hablá de nuevo" -le dijo. "Qué querés que te diga?" -le preguntó él, mientras cerraba los ojos y disfrutaba de la caricia. Nunca nadie lo había tocado así, con tanta suavidad, con tanta dulzura, con tanto amor...

Estaba por abrir los ojos cuando sintió que ella lo estaba besando, con la misma dulzura o más...sintió la humedad de lágrimas en el rostro de ella y no entendió. Pero era todo tan agradable, que no quería entender.

Comenzó él también a acariciarla, a sentir su cuerpo cerca del suyo y a dejarse llevar sin pensar absolutamente en nada. Jamás se había sentido tan perfectamente bien con ninguna mujer, ni puta, ni común...había una increíble y perfecta química.

No se miraban, no querían hacerlo, ambos temían abrir los ojos a una realidad que destruyera ese momento tan único. Las caricias y los besos se alargaban eternamente, él comenzó a llevarla hasta la habitación y lentamente comenzó a sacarle la bata que llevaba puesta. Le sorprendió que debajo, estuviera completamente desnuda, pero claro, "Es una puta" -pensó.

Ella no podía creer esa voz que había escuchado, era tan parecida a la de él...era un sueño, una locura, pero se moría de ganas de hacerle el amor a ese hombre. Se sentía aturdida, confundida, fuera de la realidad..."Debe ser la merca" -pensó.

Le sacó la ropa y lo besó por todo el cuerpo, él no pudo contenerse y mientras le besaba el cuello, la puso contra la pared. Sus manos la recorrían integra, los hombros, los pechos, la cintura, las piernas...la dio vuelta y le besó la espalda. Ella no pudo contener un gemido de profundo placer.

Ese sonido explotó en la cabeza de él y la puso frente a si, la levantó y comenzó a penetrarla. Gozaron como nunca lo habían hecho. Sin mirarse a la cara, esas dos personas que jamás se habían visto nunca, hicieron el amor de la forma más dulce, pasional y sincera de toda su vida.

Se tiraron sobre el colchón mientras seguían unidos uno al otro. Había una luz tenue en la habitación, pero jamás ninguno abrió los ojos. Perdieron la noción del tiempo, solo se olían, se sentían y se acariciaban.

Luego de un rato, no sabía bien cuanto, él notó por su forma de respirar que estaba dormida. Abrió los ojos, miró el techo por un segundo, respiró, se levantó despacio para no despertarla y se vistió rápidamente. La miró por un instante y vió ese pelo rubio mal teñido cubriendole la cara.

Dejó los billetes acordados sobre el único mueble que estaba en la habitación y salió. Por un momento se quedó mirando esa cuna nuevamente...y recordó el hijo que había deseado tener con ella. Al instante de ese pensamiento, le vino otro a la mente. Se había cogido a una puta sin cuidarse, no había pensado en absolutamente nada más que disfrutar el momento.

Siguió su camino hasta la puerta, dio una pequeña mirada y salió del departamento. Subió al auto, arrancó, sacó el celular del bolsillo y borró el número de teléfono.

Ella se despertó entre unos extraños sueños. Fue al baño, se lavó, se miró al espejo sin entender mucho y volvió al cuarto. Tomó el dinero y lo guardó en el placard.

Apagó las luces de la casa y se acostó...mañana tenía que salir a trabajar otra vez.

5 charletas:

Bea dijo...

Intenso y crudo. Ya la había leído en otra vida, pero es un placer volver a hacerlo. A la historia y a usted.

Me gusta su style, lo sabe (aunque no soy ninguna crítica literaria)

Un gran beso, adelante!

Anónimo dijo...

Interesante su relato, realmente.
Desolado y oscuro.
Triste...

Me gustó mucho, gracias por compartirlo!!

Saludos!!

CaroTros® dijo...

Beíta, ya le dije, la necesito de correctora para el libro. No se me achique!

Candorosa, que bueno que le haya gustado. Y gracias a usted por seguir visitandome!

Besos a ambas.
Caro.

Anónimo dijo...

carolina la puta madre que te pario. no me avisaste que iba a leer algo asi.
queres que me muera? que llore el resto del lunes?esto es muy injusto, no me lo banco.

CaroTros® dijo...

Nunca pensé que lo ibas a leer un lunes a la mañana!!!
Este es para una lectura nocturna queridaaaaaaaa!
Te quiero.